El particular color de los convoyes existe hasta nuestros días
Cuando dio inicio la construcción del Metro de la Ciudad de México, el país tenía una excelente relación comercial con Francia. Los buenos negocios que ambas naciones habían hecho provocó que, el país Europeo fuera uno de los principales proveedores para construcción del proyecto que cambió para siempre la historia del transporte y la movilidad de México.
Por aquel entonces, el sueño de un metro como los que solamente se veían en los periódicos que ilustraban los avances de otros países parecía imposible; sin embargo, esto cambió luego del anuncio de la llegada de la Línea 1, primer tramo que recorrió la Ciudad de México y que hasta el día de hoy permanece en pie.
Fue la empresa francesa Alston la que obtuvo un millonario convenio con el gobierno de México y se encargó de la construcción de los primeros trenes que recorrerían la Línea que va de Pantitlán a Observatorio. El país adquirió un buen número de convoyes con la empresa.
Alston es una empresa francesa que hasta el día de hoy está en operaciones. Se encargan del diseño y prestaciones de sistemas para generar y transmitir electricidad. También tiene una fábrica enfocada en lo industria ferroviaria: construye trenes, vagones, barcos de todo tipo, buques y muchos otros sistemas.
Fue así que México adquirió con Alston los vagones cuyo modelo era MP-68. Este tipo de tren tenía una moderna particularidad: se deslizaba gracias a llantas y no a las clásicas ruedas de metal. El producto venía de un color que se podía reemplazar fácilmente: el naranja.
Por qué jamás se modificó el naranja de los convoyes de Alston
Por aquel entonces, Alfonso Corona del Rosal era el Jefe del Departamento del Distrito Federal, había sido designado por el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, para gobernar las delegaciones de la capital del país. En aquella época todavía no existía la figura de Jefe de Gobierno de la CDMX ni éste era elegido de manera directa por los ciudadanos de la ciudad.
El logo de esta institución que gobernaba a la ciudad era, ni más ni menos, de color naranja. Esta fue la razón por la que se decidió que los vagones conservaran la pintura original con la que salían de las fábricas francesas de Alston. Hasta el día de hoy, este elemento prevalece como un clásico del Metro de la CDMX.
Incluso, este tono en particular se ha vuelto icónico y es un referente para identificar al transporte colectivo más importante de la capital de México. El Metro de la CDMX también suele ser llamado como “El Gusano Naranja”. Y aunque algunos de los vagones, en la actualidad tienen otros colores, el naranja destaca sobre los demás.
En ocasiones, el tren del metro se pinta de otros tonos, alejándose de su pintura original. Por ejemplo, hay un vagón de la Línea 2 cuyo relieve está decorado con los clásicos dibujos multicolores del artista plástico estadounidense Keith Haring, quien también fue un importante activista que luchó contra la discriminación a las personas con VIH/SIDA.
No obstante, y aunque hay algunas líneas en particular que ocupan otros colores para sus trenes, como el blanco o el gris, el naranja sigue siendo la tonalidad principal.
El metro de la Ciudad de México es la principal forma en la que miles de chilangos y mexiquenses se transportan por la capital. La historia de este servicio es vasta: desde los peores accidentes hasta las más particulares curiosidades. El metro ha sido escenario de una famosa película de Hollywood pero también el dolor de cabeza de muchos usuarios que viajan el él a diario.
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