La edición del mes de julio de la revista digital Archdaily publicó una entrevista con el arquitecto Craig Dykers, encargado de diseñar el Museo de Ciencias Ambientales (MCA) que la Universidad de Guadalajara construye en el Centro Cultural Universitario (CCU).
Craig Dykers resaltó que lo que aprendió diseñando el MCA lo ha venido aplicando desde entonces en todas sus obras, ya que la arquitectura debe de ser como una obra de ficción que cuente una historia.
“Hay muy pocos proyectos en el mundo como éste. La mayoría de los museos ven a la ciencia desde lejos, pero en este museo en particular tú serás parte de la ciencia, es un lugar muy especial”, explicó.
Inspirándose en los jardines interiores de la arquitectura colonial de Guadalajara, en los valles de Jalisco y la Barranca del Río Santiago, desarrolló la idea de integrar los patios interiores con los cañones.
“La narrativa museográfica y socio-ecológica de este museo es un poco extraña para un museo de historia natural. Se analizaron las tendencias socio-ecológicas a nivel global, de México y de Jalisco, que llevaron a definir la misión en términos inusuales: comprender la ciudad e inspirar la conservación de la naturaleza que la sustenta”, abundó Dykers
Dijo que la organización tradicional de los museos de historia natural suele ser por categorías taxonómicas (reino animal y vegetal; vertebrados e invertebrados; mamíferos, reptiles, aves), por biomas mostrados en dioramas (por latitud, temperatura, precipitación, evaporación, vegetación) o por ecosistemas (definidos por los flujos de energía y los ciclos bioquímicos).
“Todas esas definiciones son independientes a los seres humanos. Podríamos estar ausentes. Decidimos utilizar paisajes que, por definición, son inherentemente creados por el uso cultural del espacio natural. La categoría es tanto humana como lo es natural. Otro aspecto inusual de este museo es que si bien México es uno de los cinco países más biodiversos del mundo, el museo ha optado por centrar su narrativa dentro del hábitat más artificial de nuestro planeta: la ciudad moderna”, declaró.
Explicó que “no tienes que entrar al edificio o comprar un boleto para ser parte del museo. El edificio y el paisajismo se vuelven parte del proceso de aprendizaje. El edificio está integrado a la condición urbana y natural del sitio, lo que encaja con las premisas básicas de diseño del museo”, puntualizó.
El despacho de Dykers ha sido considerado durante tres décadas como uno de los más innovadores del mundo, y ha obtenido premios como el Cooper Hewitt, Aga Khan, Wan Sustainable Building, Mies van der Rohe y Mario Pani.
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